El cuento del herrero, mi "tributo" a un día lluvioso en Madrid
PORQUE ANSIAMOS Y DESEAMOS...
Érase una vez un herrero que decidió forjar la espada más bonita y resistente del mundo, una espada digna de reyes. Tras muchos años de buscar los mejores adornos y los metales más nobles, le robaron la espada casi terminada. El herrero que estaba arruinado se quedó perdido pues pensó que había perdido años de esfuerzo, de alegría y de empeño en crear algo único que le iba a hacer sentirse completo en su vida.
PORQUE NOS CAEMOS, NOS HUNDIMOS Y NOS DESESPERAMOS...
Pasó un tiempo de dejadez, de pereza y abandono de sí mismo y de sus cosas, escondiéndose tras la triste depresión de su pérdida. Tras ese tiempo de caída buscó llenar ese vacío que había en su interior mirando a su alrededor y en otras actividades otra forma de sentirse feliz, pero a pesar de que había cosas con las que se sentía bien haciendo, nada era comparable a su añorada espada y al anhelado fin de ver el resultado final de la misma, así que comenzó de nuevo, "intentó" forjar más espadas. Sentía perder el tiempo pues ninguna parecía que fuera a tener el mismo acabado que la inicial y las dejaba a medio hacer sin entusiasmo ni empeño.
PORQUE -CON EL TIEMPO- EL DESEO NOS VUELVE A LEVANTAR Y RESURGIMOS DE LAS CENIZAS...
Un día tuvo un sueño en el que veía una espada mucho mejor que la que le robaron, y la cual él sería incapaz de hacer igual, después de tanto sufrimiento él jamás imaginaba una espada con mejor acabado que la suya y se sintió confundido... así que hizo un boceto de la espada del sueño y comenzó a forjarla.
PORQUE VOLVEMOS A CAER Y A DESESPERAR, PERO NO NOS HUNDIMOS...
Cuando estaba forjándola se dio cuenta de que iba a llevarle mucho tiempo conseguir hacer algo tan elaborado, pensó que una buena espada sólo se hacía una vez en la vida y él ya la había hecho a pesar de que se la habían robado, así que decididamente hizo una espada resistente pero sencilla y abandonó la idea de hacer la mejor espada del mundo, pensó: "una espada sencilla puede ser la espada más decisiva en una batalla. Al fin y al cabo las espadas elaboradas pesan mucho más y son menos manejables, requieren de más fuerza física y más cuidados para mantenerla bonita, y yo tan sólo soy un herrero pobre que no va a empuñarla y necesito dinero para poder vivir de forma sencilla..."
PORQUE DESDE LA PRÁCTICA SENCILLEZ VIENEN A NUESTRO ENCUENTRO NUESTROS ANHELADOS SUEÑOS...
En su conformismo pasó un tiempo forjando espadas sencillas pero muy manejables, y eso llegó a oídos del Rey, que buscaba una espada de ese tipo para armar a su ejército. Un día el Rey reunió su séquito y decidió visitar a este herrero. Cuando llegó observó una herrería sencilla pero en la que no faltaba ninguna herramienta y le comentó al herrero su intención de comprarle un millar de espadas para una próxima batalla. A cambio y si las espadas eran lo suficientemente buenas como para ganar la batalla le construiría en su palacio una herrería más grande dotada de los mejores materiales y herramientas, y trabajadores para que él pudiera vivir cómodamente el resto de su vida.
El ejército del reino venció la batalla y el herrero se hizo famoso en todo el mundo, consiguiendo dedicar su vida a la construcción de espadas inimaginables que venían a comprarle los reyes de todas las partes del mundo.
Sólo forjando espadas sencillas seremos capaces de forjar espadas dignas de Reyes.
PORQUE EN DEFINITIVA FORJAR NUESTRO CAMINO Y A LAS PERSONAS PASA POR FORJARNOS A NOSOTROS MISMOS
Cejar o no cejar en el empeño de los sueños de algo bonito, ya sea en el amor, en el trabajo, en la amistad. Cuando un sueño o una idea de algo bonito surge, nos acerquemos o nos alejemos de ello por las circunstancias de la vida, siempre se acaba convirtiendo en algo real. Pero será cuando menos lo esperemos, cuanto menos lo busquemos, cuando más alejados estemos de esa idea. El sueño más inalcanzable siempre pasa por la previa búsqueda práctica de uno mismo, de la misma forma que no podemos ser felices con alguien o algo si no lo somos con nosotros mismos. Pero uno nunca ha de dormirse en la pereza y el auto-abandono por cosas muy malas que nos puedan suceder, pues si es así cuando aparezca el sueño delante nuestro no sabremos reconocerlo ni cómo llevarlo a cabo... Aun así ese sueño aparecerá frente a nuestros ojos en forma de caballo, estático, inmóvil, esperando a que cojamos las riendas... y habremos de estar preparados para ese momento.
Yo en este momento voy a comenzar a forjar espadas sencillas... ¿y tú?
Yo... no sé forjar espadas, pero voy a intentarlo. Siempre hay que intentarlo.
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